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Korra tenía miedo, miedo al enemigo, sabía que era difícil la situación en la que estaba y si daba un paso en falso podía perder. Pero ella no aceptó su miedo, lo negaba, y no dejó que su maestro la ayude. Fue por eso que comenzó a tomar una serie de decisiones erradas. Dejó de entrenar, se unió al escuadrón para buscar a Amón, y casi pierde todo por querer enfrentarse a Amón cara a cara. En realidad ella no quería nada de esto, pero la presión fue tan grande, y era tan difícil aceptar el miedo que tenía que comenzó a hacer cosas que iban en contra de lo que ella misma quería.
Hubo muchas cosas juntas, la presión de los periodistas, el miedo, y el no mantener sus principios por querer agradar a los demás…
Nosotros también tenemos una misión y un tiempo para cumplirla. Pero a veces somos presionados a dejarla a un lado, o tenemos miedo de lo que podemos perder por hacer las cosas bien, o tenemos miedo de que nos salgan mal, o a veces por agradar a los que nos rodean dejamos nuestros principios de lado.
Pero todo eso, puede cambiar. Puede cambiar si le confesamos nuestros miedos a nuestro maestro. La Biblia dice “Dios me ha contestado: «Mi amor es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad.» Por eso, prefiero sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí. Me alegro de ser débil, de ser insultad o y perseguido, y de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que me hace fuerte es reconocer que soy débil.” 2 Corintios 12:8-10
En lo que somos más débiles, si se lo entregamos a Dios, él nos muestra su fuerza y su poder de cambio. No nos dejemos dominar, démosle a él lo que creemos que nos debilita.